Una vez alguien me dijo que mi gran problema era ser auto-suficiente para todo ámbito de mi vida... Claro que lo dijo sin saber que más adelante iba a ser mi pareja y que, justamente, ese estaba por ser el punto de conflicto de nuestra relación. Entre ideas y vueltas, intentos de cambio de ambas partes, algunos enojos y otras lágrimas; descubrimos que eramos muy distintos uno del otro, en relación al amor.
Él, totalmente dependiente de la otra persona.
Yo, totalmente (como él mismo lo había dicho) auto-suficiente.
Él, me priorizaba a todo.
Yo, ya venía con una lista de prioridades hecha.
Él, con el amor por delante de todo.
Yo, con el amor por detrás.
Después de varios intentos de mantener una relación y de lastimarnos mutuamente, todo terminó.
Meses después, una nueva persona apareció. En apariencias, y paradójicamente, cien por ciento independiente. Me enamoré! y ahora soy yo quien reclama atención.